Uno de los momentos más importantes en la salud bucodental de una persona es la primera visita al dentista. Afortunadamente, cada vez hay más conciencia de ello y recibimos a los menores más pronto. Esto nos permite trabajar en prevención, atención temprana y hábitos saludables. Cuanto antes examinamos una boca, antes atajamos los problemas porque podemos minimizar las lesiones, intervenciones y hasta adelantarnos a lo que va a pasar.
Se mire por donde se mire, a corto, medio y largo plazo, es un ahorro para toda la familia.
Sin embargo, hay veces que padres y madres retrasan la primera consulta de sus hijos al dentista porque, o bien no manifiestan dolor ni tienen síntomas visibles, o bien notan que les genera ansiedad hablar de ir a una clínica dental. Para evitar este tipo de conductas y que el miedo al dentista se acabe enquistando, en Simón Blás hemos elaborado un decálogo con el que despejarás todas tus dudas. Toma nota de estos 10 consejos básicos que empiezan en el mismo feliz momento en el que tu hijo o hija han nacido.
Trabajar su salud bucodental desde el minuto cero.
La salud de nuestros dientes empieza desde que nacemos. No es una ciencia exacta porque cada pequeño es un mundo, pero lo habitual es que el primer diente empiece a brotar entre el quinto y octavo mes. No obstante, es erróneo pensar que el cuidado empieza en ese momento porque, antes que los dientes, están las encías. Explicado de una manera sencilla, las encías son el sostén de los dientes. Somos conscientes de que en internet existe cantidad de información al respecto, pero te invitamos a pasar por nuestra clínica para que podamos enseñarte cuál es la mejor manera de mantener limpia la boca de tu bebé.
Empezar las visitas en cuanto sale el primer diente o como muy tarde a los 3 años.
Como te hemos indicado anteriormente, la erupción de los dientes a veces depende de cada niño o niña. La norma general dicta los dientes de leche comienzan su desarrollo a partir del quinto mes y termina a los 3 años. Esta horquilla de tiempo es la ideal para visitarnos por primera vez si no lo has hecho ya. Nuestra recomendación es que, como tarde, lo hagas con la salida del primer diente. Controlaremos a la perfección todo el proceso de crecimiento, estaremos atentos a cualquier mínimo problema y, lo más importante, tu peque se familiarizará con nosotros igual que con su pediatra. Para cuando cumpla tres años nos verá como lo que somos, los encargados de que sus dientes estén siempre sanos y eso del miedo al dentista le sonará a chino.
No envíes mensajes negativos. Si retrasas la consulta hasta que son conscientes, te pedimos encarecidamente que procures evitar mensajes con carga negativa porque en el fondo solo sirven para que tu hijo o hija acaben creyendo que puede pasar lo que estás negando. Elimina expresiones bienintencionadas como “no te van a hacer daño”, “va a ser solo un momento”, “verás que no te pinchan” o “es un pinchacito de nada”.
No uses el dentista como amenaza o castigo.
Querer que mantengan una higiene diaria con la amenaza de que, si no lo hacen, se le caerán los dientes y le reñiráemos cuando vengan a su revisión no suele tener el efecto que desean los padres. Más bien todo lo contrario. Generará rechazo, más miedo al dentista y ansiedad en el menor que nos percibe más como un enemigo más que un aliado.
No minimices ni obvies sus miedos.
Tampoco minimizar sus miedos, no hacerles caso o reírse suele dar buenos resultados. Lo mejor es que escuches a tu hijo y le propongas ir juntos un día a ver la clínica sin que tenga que ser una cita formal. Una vez aquí, podemos hablar con él para que compruebe que no hay nada que temer. También puede funcionar que te acompañe a una cita para ti o para sus hermanos mayores, si los tiene. Se trata de que tu peque entienda que es importante y, sobre todo, que es normal.
Sé un ejemplo para él.
Los menores aprenden por imitación. Si tú tienes miedo al dentista y lo manifiestas, posiblemente tu hijo también lo acabe teniendo. Si tú no eres constante en tus hábitos de limpieza, posiblemente él tampoco le de importancia. Si quieres que él aprenda correctamente a mantener unos dientes fuertes y sanos, sé su espejo.
Juega con ellos a algún juego para que se familiaricen con nuestro trabajo.
A veces los niños no conocen nuestro trabajo y nuestro instrumental les genera miedo. Las aplicaciones móviles con juegos sobre ir al dentista o, incluso, ser un dentista son una buena fórmula para tener un primer contacto e ir explicándoles poco a poco el importante papel que vamos a jugar a lo largo de su vida en sus dientes. Limpiar, cepillar, quitar caries, etc suelen ser acciones incluidas en estos juegos. Hay muchas opciones gratuitas. Echa un vistazo en la tienda de aplicaciones de tu smartphone o tablet y haz de la tecnología una aliada también en esto.
Elige una clínica que tenga especialistas en odontopediatría.
En nuestro caso, tanto el doctor Simón Blas como los doctores doctor César Moreno y Nerea Arlucea están especializados en odontología infantil. Es un plus de confianza para los padres que tienen hijos o hijas con miedo al dentista.
Coge las citas a primera hora para no generar ansiedad.
Esto es un consejo que suele funcionar en pequeños y mayores con miedo al dentista. Así evitamos estar pensando en ello todo el día y llegar a la consulta con una ración extra de nervios.
Acompáñale en la sala de espera, pero es mejor que entre solo a la consulta.
Por supuesto, no te vamos a obligar a esperar fuera. Si es importante para ti o tu hijo, podrás estar a su lado en todo momento, pero te aseguramos que si entra solo poco a poco se disminuirá su aprensión.
Recompensa su actitud positiva y no refuerces la negativa.
Si has seguido todos nuestros consejos, seguramente no te haga falta porque ya has preparado a tu peque para esa primera visita. Aun así, es importante que refuerces su buena conducta y, si quieres, le premies de alguna manera las primeras veces. Y si la primera vez no ha salido tan bien como esperabas, no te desesperes porque no pasa nada. Verás cómo en muy poco tiempo sus revisiones irán como la seda.