Síndromes de la Articulación Temporomandibular (ATM)

Simón Blas

¿Qué es la articulación temporomandibular?

La ATM o articulación temporomandibular, es una articulación que une la mandíbula con la parte inferior y lateral del cráneo. Tenemos una a cada lado de la cabeza, y su función es permitir que la mandíbula pueda hacer movimientos de arriba a abajo y de lado a lado, para abrir y cerrar la boca, hablar, masticar y bostezar.

¿Qué es el síndrome de la articulación temporomandibular o ATM?

Se calcula que el síndrome de la articulación temporomandibular (ATM) afecta entre un 20 y un 40 % de la población, más a mujeres que a hombres, y que, entre un 40 – 75 % de las personas, ha presentado en algún momento puntual algunos de los síntomas de padecer esta disfunción.

Sufrir el síndrome de la ATM, implica tener una serie de alteraciones que causan dolor en la zona de la articulación temporomandibular y en los músculos alrededor de la mandíbula, de la cara y el cuello. Las causas pueden ser genéticas, provocadas por posibles lesiones o traumatismos en la mandíbula, una mala mordida, un tratamiento de ortodoncia incorrecto, ciertas enfermedades como la artritis, estar relacionadas con el estrés, la ansiedad y la tensión, etc.

Aunque estas alteraciones o trastornos se pueden dar a la vez, se distinguen en:

  • Trastornos de la propia articulación: Los más comunes son luxaciones, desplazamientos de disco y bloqueos o dislocación de la mandíbula.
  • Trastornos musculares: El más conocido es el bruxismo. Acto involuntario de rechinar los dientes o apretarlos. Se trata de una disfunción que, de forma inconsciente, provoca el contacto entre los dientes a través de un movimiento lateral, y el apretamiento entre sí.

A pesar de que el bruxismo más conocido sea el que transcurre durante el sueño, también puede darse por el día. Y sus efectos inmediatos son el desgaste o la fractura de los dientes, lo que causa sensibilidad dental, dolores de cabeza o de la zona cervical o sobrecargas en los músculos de la mandíbula.

El otro trastorno muscular es el síndrome de dolor miofascial, que se manifiesta cuando se ejerce presión en puntos sensibles de un músculo y como consecuencia se experimenta dolor que se irradia a otras zonas.

Síntomas del síndrome de Articulación Temporomandibular

Los síntomas principales que alertan de un posible trastorno en la ATM son:

  • Sentir dolor en la cara, a los lados de la cabeza al apretar los dientes (sienes), en la mandíbula, el cuello e incluso en los oídos y los hombros.
  • Notar cierta limitación al abrir la boca o percibir que se bloquea al moverla.
  • Tener cierta rigidez en los músculos de la mandíbula.
  • Oír chasquidos o ruidos articulares al abrir y cerrar la boca.
  • Notar molestias o percibir problemas al comer y masticar.

Tratamiento del síndrome de la articulación temporomandibular

Si crees que puedes sufrir un trastorno de la ATM, debes acudir a consulta para que podamos realizar un examen completo y obtener un diagnóstico preciso.
Entre otras cosas, te preguntaremos por tus síntomas, observaremos como mueves la mandíbula, buscaremos posibles puntos de dolor en ella y a su alrededor, y escucharemos posibles ruidos o chasquidos al pedirte que abras y cierres la boca.

Diagnóstico en mano, decidiremos la mejor opción de tratamiento y si hay que combinarlos entre sí, porque dependiendo de la patología, el tratamiento podrá ser puntual o prolongarse en el tiempo:

  • Analgésicos, antiinflamatorios y relajantes musculares: En pacientes que sufren dolor, y dependiendo de la intensidad del mismo, podemos prescribir algo de medicación durante días o semanas.

  • Ejercicios de relajamiento de la mandíbula: Realizados como mínimo antes de acostarnos y en momentos del día en que notemos que estamos apretando los dientes sin querer.

  • Férulas de descarga: Son uno de los tratamientos más habituales y eficaces para el tratamiento del bruxismo y para el alivio de los síntomas de algunos problemas de la articulación temporomandibular. Colocar la férula o protector bucal en la boca evitará que los dientes contacten entre sí, evitando el rechinamiento, su apretamiento y que continúe el desgaste dental, la sensibilidad y el dolor en la articulación. Las férulas deben ser rígidas y estar hechas de un material acrílico, que garantice el éxito de su función. El uso de estas férulas suele ser nocturno, ya que es mientras dormimos cuando habitualmente se producen estos movimientos involuntarios.

    Las férulas de descarga deben ser prescritas por un dentista y deben ajustarse a la anatomía del paciente. Atendiendo a las indicaciones pautadas por el especialista en la clínica. Los odontólogos somos los únicos que podemos realizar un diagnóstico correcto y los que tenemos que controlar los tratamientos y realizar periódicamente los ajustes pertinentes.

  • Botox: Estudios recientes, han demostrado que el bruxismo está causado por la hiperactividad motora de los músculos, lo que indica que la restricción controlada de esta actividad puede ser útil. Las toxinas botulínicas (botox), han sido utilizadas para numerosos trastornos neuromusculares.Cuando el botox es inyectado en el músculo responsable del rechinamiento, se bloquean los impulsos nerviosos del área. La aplicación del botox no afecta en ningún caso el habla y la correcta masticación de los alimentos, y sus beneficios se suelen sentir, en la mayoría de los pacientes, a los 3 – 4 días de la aplicación, durando entre 4 y 6 meses.

Preguntas Frecuentes

Inicialmente, colocar algo en la boca resulta extraño, pero siendo una férula bien ajustada no genera molestia y es más un problema de hábito. De hecho, la mayor parte de nuestros pacientes, una vez acostumbrados, la echan de menos si no la tienen a mano, ya que les da sensación de protección.

Dependerá del trastorno y de lo que te indiquemos en consulta. Cuando debas usarla para tratar el bruxismo, patología que suele persistir en el tiempo, requerirá que la uses a largo plazo. Si, por el contrario, lo que padeces es una patología articular, será necesario usarla sólo hasta que se resuelva.

Simon Blas
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