Aunque todos los niños necesitan una atención en consulta distinta a la de los adultos, existen ciertas claves de la odontopediatría para niños especiales.
Los niños no suelen acudir con muy buena disposición al médico, y los dentistas, somos los profesionales que, en un primer momento, quizás les demos más miedo y respeto. El temor a lo desconocido, a abrir la boca y sufrir algún dolor, unido a la manera en la que sus padres les preparen para el momento de la consulta, son algunos de los factores que suelen estar detrás de sus miedos irracionales.

Como dentistas sabemos que es fundamental procurarles una atención especial y distinta a la de los adultos. Crear un vínculo con el odontopediatra y darles confianza, es el primer paso para que entiendan que no va a suceder nada malo, y acepten las visitas a vernos como algo normal, que no les preocupe. Sin embargo, cuando nuestro pequeño paciente tiene una necesidad especial ¿nos sirven las mismas prácticas que con el resto de niños? En este artículo queremos hablaros de algunas de las claves de la odontopediatría para niños especiales.
Odontopediatría para niños especiales. Claves y prácticas más habituales
Cuando hablamos de niños con condiciones especiales, nos referimos a aquellos que padecen alguna limitación física, mental, sensorial o de conducta, que les impide cooperar, interactuar y/o mostrarse comunicativos. Son niños con problemas de desarrollo (Sindrome de Down, autismo, parálisis cerebral), niños con trastornos de hiperactividad, respiratorios o con problemas visuales o auditivos.
Estas limitaciones, y evitar pasar un mal trago, pueden llevar a algunos padres a retrasar las visitas a la clínica dental y las tan necesarias revisiones. Pero aun entendiendo la situación, lo que hay que tener muy claro es que una mala salud bucodental no hará sino agravar la salud general del niño.
Por experiencia en consulta podemos afirmar que los pacientes con necesidades especiales son más proclives a padecer maloclusiones, una erupción de dientes más tardía y dientes mal formados o apiñados, entre otros problemas. Y sufrir cualquiera de ellos, sumado a la limitación que puedan tener, en la mayoría de los casos les impedirá realizar una correcta y completa higiene dental en casa, lo que provocará un mayor aumento de las caries.
Caries que, a su vez, pueden surgir con mayor agresividad, porque, por lo general, estos pacientes suelen llevar una dieta rica en azúcares y tomar medicación que también los contiene. Y si no es tratada a tiempo, puede degenerar en una enfermedad de las encías.
Cómo actuamos en consulta los profesionales
1. Con los padres
Por un lado, les informamos claramente de la manera en que realizaremos cada tratamiento con su hijo para que nos planteen las posibles dudas que tengan y entierren sus miedos. Por otro, llevamos a cabo un trabajo de concienciación para que comprendan la importancia de la higiene bucal de su hijo (dándoles pautas) y de las revisiones dentales regulares. Así como intentamos educarles en la necesidad de que reciba una dieta nutritiva y equilibrada, baja en azúcares.
2. Con el niño
Podemos encontrarnos con tres situaciones:
- Si se comunica:
Reducimos el estrés y la ansiedad que pueda sentir ante el tratamiento, contándole previamente lo que le vamos a hacer. Siempre en un lenguaje que comprenda, en un tono cordial, cercano, que le genere confianza. Si con el lenguaje no es suficiente, podemos recurrir a mostrárselo con imágenes, dibujos o incluso con videos donde aparezcan otros niños recibiendo tratamiento.
También trabajaremos el reforzamiento positivo, explicándole que obtendrá una recompensa por su colaboración (juguete, cuento, pinturas, etc.), lo que le predispondrá positivamente para las futuras consultas.

- Si se comunica, pero se muestra poco colaborador:
Esto puede ocurrir con niños más pequeños, o en determinados casos de discapacidad física o mental.
En primer lugar, intentaremos todo lo explicado en el punto anterior, y si no resulta, es cuando valoraremos ir un paso más allá, probando a limitar sus movimientos para que se mantenga quieto y no dificulte llevar a cabo el tratamiento.
Es importante que al niño le quede claro que no es un castigo, solo una medida necesaria para poder “curarle”, y también le incentivaremos con un refuerzo positivo que se le daría al finalizar. Esta medida también se explicaría a los padres, de los que además necesitaremos obtener su consentimiento previo.
- Si no se comunica o no puede controlar movimientos involuntarios:
En estos casos es habitual recurrir a la sedación para relajarlo y promover una respuesta positiva a los tratamientos.
En pacientes especiales con problemas de tolerancia más graves o que necesitan someterse a un tratamiento más complicado, en ocasiones puede ser necesario utilizar la anestesia general. Con el niño dormido, es más sencillo realizar los procesos sin tener interrupciones, garantizando su bienestar y su seguridad, y evitando generarle más pánico, rechazo y nervios incontrolables.
En nuestro equipo contamos con el conocimiento y la experiencia para tratar a niños con condiciones especiales. Además de las instalaciones y los medios más avanzados, que nos permiten realizar cualquiera de los tratamientos en consulta, para mayor tranquilidad de los padres.

Si necesitas hacernos cualquier pregunta al respecto, ponte en contacto con nosotros. Estaremos encantados de atenderte e informarte en profundidad. Con nosotros tu hijo estará en las mejores manos.