Si a veces has dudado entre acudir a una clínica dental de calidad o ahorrarte un dinero y solicitar cita en una low cost, de las denominadas de bajo coste, en este artículo te vamos a dar una serie de razones para que te lo pienses mejor.
¿Te despiertan curiosidad a menudo los ecos de sirena de ofertas a precios ventajosos, facilidades de pago y tratamientos express? Entonces sigue leyendo, te vamos a clarar varias cuestiones al respecto. Y, si de paso, te hacemos reflexionar y te lo dejamos claro, habremos cumplido nuestra misión.
¿Cuáles son las razones que marcan la diferencia?
Negocio vs. profesionalidad
¿Te has preguntado alguna vez quién está detrás de ese tipo de centros odontológicos dependientes de un nombre comercial en franquicia? A menudo las personas que gestionan el mismo son dentistas y odontólogos sin experiencia. O ni siquiera eso.
La mayoría de este tipo de clínicas dentales están dirigidas por empresas, sociedades o figuras jurídicas de otro tipo que poco tienen que ver con nuestra profesión. Y, por lo tanto, sus valores y metas, así como estrategia y protocolos están orientados a conseguir el máximo rendimiento económico.
Tú nos conoces. Sabes quienes formamos el equipo de nuestra clínica y quién lo dirige. ¿Puedes decir lo mismo de esas clínicas?
Rotación de personal y equipo variable
En este tipo de centros suele haber una gran rotación de personal, por diferentes circunstancias: aprovechamiento máximo de la mano de obra, contratos laborales precarios y en malas condiciones, profesionales recién iniciados en el mundo laboral que solamente están de paso para adquirir experiencia…
Y eso, como paciente, no gusta. ¿A que tú prefieres que te atienda un equipo que te escuche, te conozca, sepa tu historial casi de memoria y te trate con cercanía y cariño?
Pues conseguir esto tiene un costo, tanto económico, como social. Y en las clínicas de calidad nos esforzamos en mantener un equipo estable, profesional, formado y actualizado.
Tratamientos sobredimensionados
En las clínicas de bajo coste se suelen dar a menudo casos de indicaciones al paciente de sobretratamientos, más de los necesarios. Esto acarrea un coste económico extra y un alargamiento en el tiempo de sus tratamientos.
No es que lo digamos nosotros: es que son casos denunciados y los Colegios de Dentistas han advertido a menudo de este hecho.
El objetivo, cómo no, es conseguir un mayor rendimiento económico.
Calidad de los materiales utilizados
En las clínicas low cost el equipo de profesionales que atienden a los pacientes no es el encargado de elegir los materiales que se usarán en el centro.
Por lo tanto, la persona encargada de hacer este tipo de compras, no conoce si van bien o si es mejor para determinado caso utilizar uno u otro material, sistema o técnica. No conoce la fiabilidad, durabilidad, vejez, el resultado… de los materiales empleados.
Además, una diferencia en el precio con respecto a las clínicas de calidad conlleva a la fuerza un coste más bajo en los materiales. Sino no les salen los números.
En las clínicas de calidad, en cambio, la excelencia y el nivel a ofrecer están por encima de esas cuestiones. Y las compras de los materiales se hacen en parámetros de calidad, seguridad, robustez, durabilidad y adaptación a las necesidades concretas. Por eso podemos ofrecer tratamientos a medida para cada caso.
El truco de atraer por medio del precio
¿Te llaman la atención los bajos precios de los tratamientos de ese tipo de clínicas ? ¿Te parece que ofrecen tratamientos baratos en la publicidad en los medios?
Sí, seguramente alguna vez te habrás preguntado qué es lo que falla: cómo puede haber tanta diferencia entre unas clínicas y otras, si hablamos de tratamientos en las mismas condiciones.
Además de lo ya comentado sobre el ahorro en los costes de los materiales, hay que prestar especial atención a la letra pequeña de este tipo de publicidades: la mayoría de las veces no incluye los tratamientos completos, sino sólo una parte. Incluso se han denunciado casos en los que no se ha informado al paciente del coste total del tratamiento hasta que éste ya lo había aceptado y estaba iniciado.
Y todavía recordarás también el escándalo surgido hace poco tiempo por franquicias de clínicas dentales que cerraron de repente (incluso algunas por intervención legal inmediata) y que habían cobrado por adelantado el importe total de los tratamientos previstos a sus pacientes. ¿Cómo se quedaron los afectados? Sin tratamiento, sin la dentadura arreglada y sin dinero.
Garantía de calidad
Otra consecuencia de los bajos costes que habitúan este tipo de clínicas: la falta de seguridad y de asistencia y soporte.
Por una parte, las malas condiciones laborales, la precariedad en la práctica, hacen que el riesgo de cometer errores o de que un tratamiento se complique se eleve de manera exponencial. A esto se le añade que este tipo de clínicas low cost hacen figurar en la letra pequeña de sus presupuestos que no se hacen responsables de las consecuencias de los tratamientos.
Además, no suelen tener ningún tipo de soporte en forma de seguro. Así, como lo lees. Y estamos hablando de cuestiones de salud. ¿Cuál es su estrategia? Confiar en que el paciente acuda a otra clínica en busca de una solución y rogar para que no les denuncie ante las autoridades.
Se aprovechan además de la vulnerabilidad de los pacientes, que sólo quieren recuperar su salud dental y olvidar el mal trago pasado. En realidad, para la cantidad de casos de este tipo que se producen, son pocos los damnificados que llegan a poner una denuncia.
Las clínicas de calidad, en cambio, nos preocupamos en ofrecer todas las garantías en seguridad y calidad. Y si algo pasara, estamos protegidas porque invertimos un dinero en tener cobertura a nivel seguro y asistencia al paciente. Repetimos que estamos hablando de la salud de las personas.
¿Lo tienes claro ahora?
Seguro que después de leer esto has entendido muchas cosas.
Esperamos haberte ayudado con la explicación y, ya sabes, antes de dejarte atraer por esas “ventajas” de las clínicas low cost, piénsalo dos veces.