Hipoplasia del esmalte, qué es y cómo afecta a los dientes de los niños

La hipoplasia del esmalte suele tener su origen en la niñez. Posteriormente, estas manchas en los dientes pueden ir a más, por lo que vale la pena que estudiemos cómo ponerles remedio. Se trata de unos defectos de estética dental, pero, como te comentaremos, también conllevan perjuicios para la salud.

¿En qué consiste la hipoplasia del esmalte?

En primer lugar, te informamos de que la hipoplasia del esmalte es una carencia que se produce en esta capa de protección de los dientes. Es la parte externa de las piezas dentales y, si pierde superficie, deja al descubierto la dentina. La dentina ya está conectada con las terminaciones nerviosas, por lo que, cuando entra en contacto con agentes externos agresivos (por ejemplo, los alimentos y líquidos demasiado calientes o fríos), se manifestará una sensación dolorosa. Esta afectación es la que conocemos como sensibilidad dental y puede resultar muy incómoda a la hora de comer y beber.

¿Cómo puedes identificar la hipoplasia del esmalte?

Apunta estos síntomas, además del comentado de la sensibilidad, para reconocer un diente con escasez de esmalte.

Tienes que afinar un poco tu capacidad de observación y comprobarás la existencia de hoyos, surcos o abolladuras en las caras exteriores de las piezas dentales.

Además, en cuanto al tacto, esta superficie se quedará rugosa o áspera. Incluso el esmalte puede llegar a desaparecer enteramente.

Asimismo, el color de los dientes también nos dará pistas sobre estas carencias. Y es que estas se podrán notar en los tonos amarillentos y marrones que adquirirán.

Las causas de la pérdida del esmalte

Entre los orígenes de la hipoplasia de esmalte, tenemos que destacar los golpes que se hayan podido producir en las fases de mineralización de los dientes. Se trata, en estos casos, de la conocida como hipoplasia de Turner, la cual se caracteriza por el color blanco de las manchas en los dientes.

La fluorosis también puede influir, es decir, el exceso de flúor. Nos referimos, por ejemplo, a cuando los pequeños utilizan una pasta de dientes con demasiado flúor o colocan una excesiva cantidad de dentífrico en sus cepillos. Recuerda que no deben poner en ellos más que la equivalente al tamaño de un guisante.

La mayor parte de estas causas se origina antes de los tres años. A estas edades la formación de los dientes es muy sensible, entre otras complicaciones, a las malnutriciones, enfermedades comunes e infecciones. Incluso una fiebre puede tener, en este aspecto, su incidencia.

¿Cómo podemos afrontar estos inconvenientes?

Por último, te conviene conocer la manera de hacer frente a esta afección. Un sellador transparente basta para los supuestos leves. Las manchas blancas pueden solucionarse mediante la microabrasión y el blanqueamiento dentales. Estas deficiencias en la mineralización, cuando son más graves, requieren carillas de composite o porcelana. Los esmaltes rugosos se solventan mediante coronas y fundas dentales. Y, cuando la hipoplasia se encuentra en un estado avanzado, habrá que extraer el diente y optar por puentes e implantes.

Si el tema todavía te genera dudas, consúltanos para que podamos estudiar el caso concreto.